miércoles, agosto 29, 2007

A Prusia con amor: de Bismarck a Koch

Luego de ver The black book de Verhoeven, y lejos de hacer cualquier análisis sustancial sobre la trama del film, desearía resaltar la soberbia performance del muy apuesto señor Sebastian Koch. Sin caer en la pobreza alquimista, positivista, o simplemente racista, de adjudicar sus gracias a una mera herencia étnico-genética, apreciar las dotes germanas de este intérprete en la pantalla grande es confirmar, una vez más, que existe -de verdad- un hombre orgásmico de sólo verlo. Ahora sí, señoras, toda resistencia posible queda circunscripta a agarrarse de la butaca con la fuerza de unas pinzas crustáceas, y suspirar por el único hombre capaz de convertir el alemán en lengua romance. Bajo. Muy bajo. Buenas trasnoches.

lunes, agosto 27, 2007

El sueño del Rey

"Si se despertara este rey, te apagarías como una vela."

Lewis Carroll


Si se acabaran los sábados y una pudiese escribir sobre lo profundo de una existencia atravesada por matrices sociohistóricas que se le imponen, coaccionando pero también posibilitando, el movimiento, la acción de los cuerpos y mentes que la componen; si se acabaran los sábados y una se quedara sin licencia para manejar una existencia atravesada por matrices de alta graduación etílica, que se le imponen, coaccionando, pero también reconstruyendo, el género bajo el cual ha sido socializada; si se acabaran los sábados y una no se viese condenada a repasar anécdotas que decorarán aquella mínima existencia durante las semanas que siguen, imponiéndose, coaccionando, pero también -y ,ohh, Dios, sí - posibilitando, el movimieeennto, la ACCIÓN, del cuerpo y la ¿mente? que la sostienen; si se acabaran los sábados y una se perdiera de ver la propia existencia tambalear como poseída por Courtney Love en una alfombra roja, dándose de bruces contra los camarógrafos, sin pared que la sostenga; si se acabaran los sábados, una... una se apagaría como una vela.

Buenos días (y feliz cumpleaños a una grandísima compañera de sábados).

martes, agosto 21, 2007

Finde XL

"I go to sleep, sleep... "

Pretenders

Una voz gastadísima que me fue abandonando con el correr de las horas. Unas amigas para la guerra, sea tomando un regio té en el Errazuriz Alvear, o rompiendo el hielo a puro quiebre de caderas en noches de testosterona. Ver HSM la selección con mi primita de doce años y cachondearnos a más no poder con Walter y su sonrisa de frenos ultramagnética. Agitar el resto de energías que nos quedaban al ritmo de los Vikingos, en un frenesí de movimientos al mejor estilo sixties y sexagenario. Un domingo que por suerte fue lunes, un lunes que por suerte fue martes. Un comienzo de semana con un día divino, cruzándome con la sorpresa de que la primera impresión no es la que cuenta o - nunca mejor dicho que à la Gazcón- "un pedo es salud". Y, de yapa, ver al santísimo señor de los bajos instintos nuevamente en un pasillo. Casi una experiencia religiosa.

Deme esas, las de peluche, y el otro lo voy a querer en verde flúo... no, ese no, el más grande, ese, si es tan amable. Buenos buenísimos días.

miércoles, agosto 15, 2007

Memorias del subsuelo

Todo cuatrimestre que comienza, es una nueva oportunidad para que el azar nos reúna. Lo huelo, siempre. Hoy, nos separaban poco más de 50 cm. Su perfil. Qué perfil. Su pelo. Qué pelo. Sus ojos. Qué ojos. Todo ese abanico de intereses que confesó en aquel lejano verano de altiplanos, sazonado con un toque bohème exquisito. Ese toque de mugre fríamente calculado que amo en todo hombre. Y más aún en uno que se vería increíblemente bien hasta envuelto en papel de cocina. Justo como el hombre de mis sueños, prêt-a-porter. Prêt-a-manger. Gracias G., por prestarle una cara. O un cuerpo, o todo...
"What seems to be is always better than nothing." (Doobie Brothers, What a fool believes). Buenas noches.

lunes, agosto 13, 2007

La persistencia

"Odio, arena en los ojos, en la garganta".

A Florcita, ya sabe ud por qué.

Un helado que no terminé. Un Mr Big. Una maldición que me persigue en una madrugada fría, oscurísima, caminando sola por no poder esperar a llegar a mi cama, a dormir de una vez. Divinamente perfumada, maquillada, pero tiritando hasta la médula. Siempre me encuentro con plazas a los costados, bosques a lo Hermanos-Grimm, perimetrando la omnipotencia. Hasta acá llegás, pienso. No hay dulce sueño que valga el arriesgar la vida. Ni bosque donde los lobos perdonen la suavidad de la piel, o donde las brujas se nieguen a cocinarte después de convidarte mundos de chocolate. Caperucita, Hansel, Gretel eran bien boludos. Vos no, chiquita, esperá un taxi. De la omnipotencia paso a sentirme Pulgarcita, y antes de tener que casarme con un topo por no encontrar mejor suerte, ruego que aparezca un taxi libre. Aunque sea eso. Después de media -y durísima- hora, llega mi calabaza en ruedas. De la nada. Vuelvo a casa, y a falta de perdices, como Frutigran. Ahora me explico. Cómo espera una vivir feliz comiendo galletitas de salvado. Useless. Buenas trasnoches.

martes, agosto 07, 2007

22

La dulce esquina. Los dulces veintidós. Mandarina y amapola. Desmayarse dos veces. Comer, comer, comer. La dejé, por fin. Monotema, doble entrada. Venecia. Chajá. Sol, Febo, fotos. Frío, más frío. Choque cultural. "Estrellado". La cañada, Lola. Es alemán. Villa General Belgrano. Cuando eramos chicos y no sabíamos que Don Otto podía ser un ex oficial nazi. Bob. Vino tinto, dos vasos. Mis bisabuelos eran alemanes. "¿Vas a comer, vos?". La abulia. Sol, que es Juan. Ese verano que fuimos todos juntos. Mate. En el lavatorio, agarrada del toallero. Córdoba. "Yo quería que te lo chapes antes de irte". El ritual. Lápices de colores. Cereza. Seré esa. Cuatro veces. "Estás saludable". Redonda. Petit gâteau. Cuatro mil seiscientos. Perú. Así es con todo. Da igual. "Cuando la veía correr con el cachorrito, no parecía de veintidós". Volver. Solas, amontonadas, invadidas. Desayunos. La noche circular. Rogar no desmayarme otra vez, rogar que se pase el efecto del ...

Un mendocino me contó que después de tirar la cadena, deberías salir corriendo. Aunque a veces cueste -demasiado- no mirar atrás. Buenas trasnoches.