lunes, septiembre 25, 2006

Al vuelo, lo huelo

"Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo los que pretendan seducirme!". Oliverio Girondo. Poema 1, Espantapájaros.(Adaptación alla-Mili)
Por primera vez en la vida, acabo de limpiar la suela de unas zapatillas empastadas de heces caninas. Las llevé bajo mis pies por dos días, pensando que de esta forma lograría atraer rápidamente a la fortuna. Pero desistí de tan inútil empresa y me deshice de la suerte cepillo en mano, cuchillo-excavador mediante. Como siempre, elijo ser una desafortunada-agradable-al-olfato. Buenas noches.

jueves, septiembre 21, 2006

No más Prozac


Llegó la primavera, señoras y señores. La esperanza de que la próxima vez que salgas en remerita no te cagues de frío, de que el sol cubra las poco sentadoras pecas que te salieron el verano pasado, o que el teléfono suene y no sea equivocado. Alegría 100% natural. Felices flores y mariposas. Buenas tardes.

miércoles, septiembre 20, 2006

Efecto colateral

Sábado, fiesta de disfraces. Yo, estatua de la libertad vestida para la marcha del orgullo gay. Comentario de mi blonda compañera (en la piel de una diva black & white): "No sé por qué, todos te están mirando". Y claro, la única cerca de perder la vergüenza al primer meneo, sostenía plumas y lentejuelas mejor que cualquier gualeguaychense, pero sin corsódromo a la vista. A través de otros ojos: "Estabamos pensando... ¿vos qué sos?¿algo así como chica de la nieve sexy?". Aclaro, tenía calentadores de peluche blancos. En fin, una mezcla entre Lara de Dr. Zhivago y el Bowie de Ziggy Stardust. Glamour.
Martes, parcial. Los fundadores de la sociología agradecen a la caja de Pandora Franchini el montón de plumas que se quedaron atascadas entre mis neuronas. Nunca el positivismo decimonónico se pareció tanto a aquel lejano hit de Erica García... Buenas noches.

jueves, septiembre 14, 2006

Esa extraña dama

Nunca fui fan de Valeria Lynch. Gritaba mucho, y de pequeña me asustaba bastante. Pero lo que sí tengo muy cerca del ventrículo derecho del corazón, es La Extraña Dama. Gran telenovela de aquellos tiempos. Luisa Kuliok, monja, pasado tormentoso, hija perdida. Perfecta. La cortina era de Valeria. Siempre el despecho en sus alaridos diafragmáticos. Ahora, Miranda! hizo un cover del tema. No es lo mismo escucharlo al delicado Ale Sergi poniéndose en la piel de esa vengadora neorromántica. Lo banco desde el primer día que escuché su voz hermafrodita en el video de Bailarina, pero esta canción, interpretada por él, no suena en todo su esplendor. Le faltan ovarios. Tenés que haber sido apartada de tu bebé recién nacido, de paradero desconocido, internarte en un convento, descubrir al amor de tu vida en el padre de una de las alumnas que -oh, casualidad- resulta ser tu hija, pero no podés acercarte a él porque sos la madre superiora, y... etc. Ser esa de la juventud que murió recién nacida, la hija de la vida, atormentada por amor, que asume el trágico destino de ser heroína en una novelita de las cinco de la tarde. O, en última instancia, ser Valeria y cantar, en una potencia de 1700 watts: "Despierta soledad, envuélveme...".
En Liviandad, como de costumbre, un cacho de cultura. "Soy esa extraña dama, que está dispuesta a venceeeeeer". Buenas tardes.

domingo, septiembre 10, 2006

Sólo una cuestión de actitud



Primavera te acercás. Solamente sentir septiembre. Cerrar los ojos, escuchar septiembre.
Cuando era chiquita –muy, algo así como a los tres años- en el jardín de infantes hicieron una cartelera con frases de cada uno de los niños sobre la estación floral. Papá me llevó una de las mañanas y se quedó leyendo las impresiones intelectuales de los pequeños grandes pensadores. Mi lucidez –tan superflua como hoy- resaltaba distinguiéndose de los tantos lugares comunes: “A mí me gusta la primavera porque puedo ponerme la minifalda verde”.
Desde el viernes, retomé la minifalda. No es verde, pero el humor cambia. Y cómo. Buenas noches.