jueves, noviembre 29, 2007

Maria del Spanish Harlem

Jueves, viernes y sábados de solteras del mundo entero, prepárense. Buenas tardes.

P.D. : Debo procurar dejar de tener esos sueños de amor furtivo con profesores cancheros, hiper sexies como J.G. Blue-eyes. Detrás de todo, la eterna preocupación acerca de cuán, pero cuán fácil me entrego a la autoridad...

martes, noviembre 27, 2007

Cola de amor

"No me queda bien estar fingiendo,
aquí parado cualquier línea me deja bien.
A veces sin rumbo cola de amor,
voy a buscarte espero aquí o me voy".

León Gieco


Dicen que los hombres son como los colectivos: pasa uno atrás del otro. Los míos, se parecen al 92. Horas y horas en la parada, esperando en vano que se asome. Luego de un rato -más bien parecido a un siglo-, llegan tres juntos. Una flota. Y siempre, fatalidad del destino mediante, termino subiéndome al que venía más lleno. Buenas noches.

lunes, noviembre 12, 2007

A spirit that is calm

"Then let me start again, I cried,
Please let me start again,
I want a face that's fair this time,
I want a spirit that is calm."*
Leonard Cohen

Cuando uno empieza a acostumbrarse a esas noticias, cuando ya no sorprenden, o parece más bien que sólo se trata del curso natural de las cosas, eso quiere decir que estamos grandes. Ahí donde no soñamos más en rebobinar; ahí, estamos grandes. Justo hoy, cuando mi mamá deja de ser hija por esas cosas del destino finito que nos toca a los mortales, y parece estar bien, hasta que de repente cae, y los recuerdos empiezan a sucederse frente a sus ojos como imágenes en una película, llevándola a decir -entre lágrimas- que "uno espera que estas cosas pasen, pero cuando pasan son un baldazo de agua fría". Justo hoy, me pregunto hasta qué punto uno está grande. Cuándo es que, finalmente, dejamos de soñar con volver el tiempo atrás. Buenas noches.

*Entonces, dejame empezar de nuevo, grité. Por favor, dejame empezar de nuevo. Esta vez quiero un rostro que sea justo. Quiero un espíritu que esté en calma.

miércoles, noviembre 07, 2007

Red Red Car

"Red, red wine. Go to my head, make me forget that I still need him so. Red, red wine. It's up to you. All I can do, I've done. But memories won't go. No, memories won't go." * (Neil Diamond, readaptado).
Esos capítulos que no se cierran en el momento, y vuelven en sueños para mostrarnos que ni soñando los vamos a cerrar.
Días y días en los que, camino a la facultad, veía aquel auto rojo estacionado siempre en la misma cuadra. Y como todo en la vida se parece un poco a otra cosa que ya vimos antes, ese auto tenía su doble en mis recuerdos. Su gemelo con historia, con evidencia empírica. Un gemelo que me acechaba, fantasmal, entre los registros que mi memoria guardó de un tiempo en el que caminé sobre nubes. Ver el auto, me llevaba "inevitablemente a...". A recordar a su doble. Según el nivel en el que mi umbral de dolor se colocara al toparse con el automóvil, yo evaluaba cuán superada, o no, estaba la cuestión que oprimía mi desolado corazón. Lo curioso fue constatar que, a medida que la vida me arrojaba hacia nuevas experiencias, el auto -siempre en la misma cuadra, día tras día- comenzaba a evidenciar abolladuras, impactos lo bastante serios como para cuestionar su viabilidad en tanto medio de locomoción. En fin, estaba más cerca del desarmadero que del turismo carretera; y fue entonces cuando empecé a pensar que, en algún lugar de mi cabeza, su doble también estaba muriendo de a poquito.
En los últimos dos meses, el auto -que se había ido mostrando cada vez más destartalado-, desapareció. Desapareció sin que yo llegara a reparar en ello. Así, de repente. También su doble se había ido fugando de mi cabeza, de tanto en tanto, progresivamente, sin que yo lo notase. Hasta que me di cuenta. La cagada es cuando nos damos cuenta en voz alta... el que nombra, hace existir. Y no es porque seamos pájaros de mal agüero pero, venga, que eso es llamar a la mala suerte de acá a la China. Tal es así que, ni bien se me ocurrió pronunciar la maldita frase delante de una amiga, esa mismísma noche, se me apareció el gemelo malvado en sueños. Después de siglos y siglos. Volvía por la puerta grande, haciéndome caminar por la vía lactea y yo era, definitivamente, la persona más feliz del universo.
Al otro lado de ese universo, quien se despertó a la mañana siguiente, fue una mujer terriblemente desilusionada. Desilusionada por no poder seguir soñando. Desilusionada por creer en cosas que no existen. There ain't no cure for love, diría Leonard Cohen. There is a cure, digo yo. Sólo que no se anima a curarme del todo. Aire, aire. Buenas trasnoches.
* Vino tinto, tinto. Sube a mi cabeza. Hazme olvidar que todavía lo necesito tanto. Vino tinto, tinto. Está en vos. Todo lo que puedo hacer, lo hice. Pero los recuerdos no se van. No, los recuerdos no se irán.