martes, septiembre 18, 2007

La dame aux Camélias

El natalicio de la Garbo. Las películas con esas divas aterciopeladas tienen ese qué se yo. Cuando era más chica soñaba con interpretar alguna vez esos papeles, pero los melodramas ya no son lo que eran. No se trata de remakes, de resucitar un clásico sin fronteras. Hablo de reinterpretar esos papeles en tanto papeles de divas que interpretan heroínas clásicas. Ni que hablar si se trata de anti-heroínas como Marguerite Gautier, tan impura, conocedora de los caminos de la vida, mujer de -y con- calle, seduciendo inintencionadamente a un adonis, pleno del más bello y puro amor, encarnado por el inocentísimo Armand Duval. No voy a ahondar en la trama, archiconocida, ultrarevisitada. Solamente puedo decirles a aquellos que no la conocen aún, que no dejen de ver la versión de la Garbo en la piel de la incorruptible Marguerite (sí, incorruptible, porque si hay algo que el amor logra es redimir a la pobre diabla). Sus rasgos, duros, fríos. Aquella mujer evoca como nadie la pregunta acerca del por qué la gente llega tarde al amor. Por qué no es dado para algunos el vivir el amor en tiempo y forma, cuando este toca por fin a sus puertas.
Acá tienen la escena final. No es de aguafiestas -ya todos sabemos cómo termina- pero es que no puedo no compartirla. Y no me vengan ahora con eso de que Scarlett Johansson parece una diva de los años de oro, porque lo escandinavo de su apellido le queda grande. Garbo y Bergman se retuercen en la tumba.
Los dejo con Greta. Disfruten. Buenas noches.
P.D.: Otro post sobre divas, http://liviandad.blogspot.com/2006/06/waterloo-bridge.html

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