jueves, septiembre 11, 2008

El hambre II

Detrás de cada víctima, hay una concatenación de hechos fortuitos que la llevaron a convertirse en víctima. Detrás de cada amante, hay una concatenación de hechos fortuitos que lo llevaron a convertirse en amante. Y si fuera posible señalar, en cada uno de ellos, las coordenadas espacio-temporales del momento exacto en que fuera inscripto en el trazo de su recorrido aquel inevitable destino, hallaríamos, tal vez, la forma de modificar su acontecer en el futuro. Anticiparlos, prevenirlos, advertirlos. La incertidumbre del pronóstico, de los daños plausibles de ser evitados, de los tiempos no-vividos que merecen -o no- llegar a término. Así, como el despertarse una mañana esperando que la muela que dolía anoche no sea producto de los dulces que comimos a lo largo de nuestra vida, sabiendo con total certeza que, aún siendo advertidos del dolor acuciante que habríamos de sufrir en el futuro, los hubieramos comido igual. Buenas tardes.

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