sábado, octubre 07, 2006

Redá

Sabatina. Hoy es noche de museos, no creo que pise ninguno. O por ahí. Suficiente con el archivo personal. La arqueología de fin de semana -con mucho que estudiar por delante- nunca fue recomendable. Diga NO a las excavaciones de domingo. "Hay que cambiar lo que no sirve". Buenas tardes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pasados quinientos años un par de zapatillas con heces, bien pueden ser un hallazgo...deme la bendición de la esperanza...
Plagiario.-

Anónimo dijo...

Me voy a permitir reiterarme, acáso en reconocimiento a su involuntaria repetición para con (Si tú no vuelves)y más allá de que presumo, lo curricular la trae ocupada y que (Reda) aún no me depara respuesta, mentiría si no le dijera que eso de "los amores espistolares entre grandes pensadores" me suena por demás agradable, como todo amor que se respete, presumo, adhiere al género galante, visto lo anteriormente expuesto, es de rigor señalarle que creo atisbar un aire de nostalgia (como dice la tele un retrogusto amargo) en Reda "ese cambiar lo que no sirve" acuérdese de Fericgla "hay que avanzar sin olvidar"...pero avanzar,lejos de mi intención el aconsejarla y de acosarla ni hablemos, pero sepa que se me ocurre ud. un ser muy querible, le acerco al tio Whitman (connotado cardiólogo) "Ciudades prodigiosas y naciones libres nos saldrán al paso.
Si te cansas, dame las dos cargas y apoya tu mano en mi cadera,
Y a su debido tiempo me devolverás el mismo servicio".-
Hasta la victoria siempre.-
Plagiario.-

Milita dijo...

Saludo su atención queridísimo Plagiario. El tío Whitman, supo ser de mis médicos de cabecera. Y el que usted lo acerque a mí nuevamente es, cómo decirlo, una señal más de cuan cerca está usted de comprender ese -cito- "retrogusto amargo" que suele envolverme. Atraparme. Quién sabe algún día vuelva a esas zapatillas y descubra que la suerte no se va del todo. Siempre queda algo en las suelas caprichosas. A veces, lo huelo. Visité su morada, ya dejaré mi impronta entre los comentarios. Es bueno saber que cuento con sus caderas. Hasta luego, más cerca que la victoria (perdóneme el comandante por tal atrevimiento).