viernes, mayo 12, 2006

No hay nada más difícil

19 hs, Sarmiento y Florida. Está entre fresco y sospechoso. En mis oídos suena Marco Antonio Solís. La canción más terrajamente cachonda, una intro de acordes imborrables (ayudada por las imágenes de una road movie mexicanita). Inexplicablemente, los primeros versos describen la imagen frente a mis ojos. "La gente pasa y pasa siempre tan igual, el ritmo de la vida me parece mal...". Se empujan, van a mil. ¡Es más fácil cruzar la 9 de julio en un sólo intento que la bienamada Florida! Nunca creí que aquel caribeño grasún pudiese ser un agudo observador de la vorágine de este mundo posmo. Vean, la vida es una caja de bombones, diría el gran Forrest. Sigo caminando, me miro en las vidirieras. "El espejo no miente, me veo tan diferente...", ¡oh, Dios! Se acerca el estribillo y me hace falta una espalda de respaldo para gritar a dúo, "No hay nada más difícil ...". Poderosa canción. A unos metros me aguardan y tengo que deshacerme de los auriculares, prestar el oído. Chau, Marco Antonio, siempre es un placer caminar contigo. Buenas noches.

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