lunes, marzo 27, 2006

Breve reseña de una quincena de enero pinamarense de culto (cuando te ponés vieja para esas cosas)

Recién vuelta de los mares, rumbo a otras latitudes. A algo mas de 24 hs de emprender la búsqueda de mi norte (ese que se nos hace el difícil a toooooodos), espero encontrarlo antes de llegar al Ecuador ya que peligra mi putísima simultaneidad. No le traigo nada a nadie. Nada. Florcita no protestes, sabés que te lo prometí y para vos siempre habrá algún rincón insospechado en mi mochilón.
El mar me dejó un sabor a... mar. Los días no nos hicieron compañía, pero aún así mi piel adquirió esa tonalidad que la mismísima sirenita envidiaría. Contra viento y marea. Las noches se nos entregaban jóvenes y húmedas de vez en cuando, teniendo incluso que cruzar las calles con la ayuda de fuertes brazos masculinos para evitar naufragar en el intento. Pero llegabamos a destino y bailabamos entre espaldas eternas, reprochándonos el insuficiente largo de nuestras piernas, deshaciéndonos de nuestras ropas cual capas de cebolla sofocadas por el calor. Temíamos, paso previo al ataque, estar incurriendo en delito, atentando contra la minoridad... las barbas débiles pululaban por el lugar. Hubo noches cumbre y grandes clímax: a dueto con Juanma en la popular esquina de Bunge y Libertador a las 6 de la mañana, entonando las estrofas de aquella cachonda canción que no paraba de sonar en nuestras cabezas, frente a las carcajadas de Clarita (quien terminó por sucumbir al encanto de esa misma melodía) y todos los allí presentes. Sé que les gustó. Y querían más. Gaita y sus fantasías de noches perfectas, aggiornadas ante las sugerencias de sus adorables espectadoras (infalibles). Los regadores cortamambos. Mis caras de asco potenciales receptoras de puteadas épicas. Aquella charla sobre pelis en la que reconocí haberme hecho consciente por vez primera de mis bajos instintos a los 4 años de edad, al ver al Bowie de Laberinto en la pantalla (niña precoz y el villano más atractivamente perturbador que había visto jamás). Qué más. "You're so vain" en la performance de la blonda más despechada y con ganas de caminar sobre mesas, pateando sillas. O la misma en su versión más light, dando lúcidas charlas afterhour sobre su teoriá de la energía aún bajo los efectos del alcohol. Etc, etc. El plan Ser se nos fue a la mierda, llegando al punto más alto de quiebre con esa Cindor y medialunas hiper mantecosas de "la Jirafa" en un amanecer lluvioso. Las cervezas, espumantes y demás también hicieron su aporte.
Aún así volví entera, con una espalda dorada por los rayos uv, lista para ser dulcemente castigada con el peso de una exótica travesía. Allá vamos ...
Enero 2006

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