lunes, febrero 12, 2007

Columna Cosmo

Domingo. Tan domingo como otros, en sus primeras horas. Tan maricón. La voz que se quiebra reconociendo las ganas. Ganas de dar el "no" y el por qué del "no". Cerrar, siempre cerrar. Más tarde, melodías melosas en el Jardín. Ellas, las que se van a dormir antes en el fogón del amor, ahora sitiadas por Villa Cariño y domingueros. Ellas. Revertir la caída dando a luz nuevas teorías y categorías. Mayéutica. Esa lucidez que nos acerca más a Carrie Bradshaw que a Hannah Arendt. Volver a casa contenta. Asumir que gusta ser maricona, la que lleva las de perder. No soy Gwyneth, soy Kate. Buenas (tras)noches.

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