viernes, enero 05, 2007

Estrés pre-partida



Viernes de madrugada. En dieciséis horas emprendo mi travesía por algunas partes de Cuyo y la Patagonia. La mochila es enorme. La miro y me asusto. "¿Para qué todo esto?¿no es más fácil y cómodo irte a la cosssta?". Más liviano, seguro.

Por un rato, me arrepiento del frenesí mochilero. Una fiaca terrible. Pero ya está. Allá voy. Los pasajes en el bolso de mano, me espera un mes de carpas y kilómetros. Qué se yo.

Después de todo, creo firmemente que la liviandad no es una condición de la materia, sino del espíritu. Saludos, queridos fieles. Buenas (tras)noches.

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