viernes, abril 08, 2011

Si me salvo

Carta de amor escrita desde el último piso de un edificio que se incendia producto de un ataque terrorista en la ciudad de Buenos Aires.


Escribo una carta que no creo que leas. Si me salvo, por favor, NO la leas.
La verdad es que nunca pensé que iba a ser así. Como cuando hablábamos de la forma en que uno se muere. Bueno, nunca me imaginé que iba a ser así. En estas condiciones. Y ahora no puedo pensar en otra cosa que no sea eso.  Qué pelotuda. Tuve ataques de pánico antes de cada viaje en avión y viajé cagada hasta las patas toda vez que agarramos la ruta dos. Pero es así. Te tiene que agarrar desprevenida. Como el amor.
Ahora tengo dos opciones. Y debería ser breve. Podría hacer un recuento de todas las cosas que vivimos juntos y preferiría no haber vivido nunca. Pero me agarrás en un momento en el que vivir lo que sea es mucho más deseable que no hacerlo.  Y vos sabés que los últimos tiempos no fueron buenos. Lejos de buenos. Si esta fuese mi casa, no me extrañaría haberla prendido fuego a propósito. En el último tiempo empecé a empatizar más de lo que hubiera querido con eso de los “crímenes pasionales”. Empecé a entenderlos. Y es que, cuando ha corrido tanta agua bajo el puente, no querés más pero tampoco menos. La cosa se vuelve enfermiza, lógico.
Me gustaría que pudieras verme. En cuarenta minutos hice algo así como diez amigos íntimos –los únicos que en lugar de andar a los gritos como el resto, aceptan su destino con serenidad - y no paro de hablar sobre lo maravilloso que es “lo nuestro”. Les conté sobre “los planes”. Y te juro que casi me muero en el instante. Sentí que me iba a estallar el pecho. Literal. Porque me di cuenta de que ya no va a haber planes. Y se me vino ese poema de Vilariño a la cabeza, reversionado. “Ya no soy más que nada para siempre y tú/ ya no serás para mí más que nada. Bueno, no sonó como en mi cabeza. Pero es muy cierto. Y es un bajón. 
Yo quería hacerte el recuento de las cosas malas, porque en el fondo me iba con bronca. Quería que te remuerda la conciencia. Pero la bronca es conmigo, con las circunstancias. Cuáles son las chances… 
No puedo dejar ir el hecho de que, probablemente, de acá a unos años, superado el dolor, te estés cogiendo a otras minas. No puedo dejar ir el hecho de que tal vez sean sólo meses y no años. Si llegan a ser días, te juro que me voy a aparecer en el juego de la copa para recagarte a trompadas. Porque seguro te las estabas cogiendo antes.
En fin, calma. Lo que realmente me da bronca ahora, es no poder tener ni un pantallazo de cómo iba a ser todo. Con la poca fe que nos tenía, creí que la íbamos a poder remar un poco. No sé si salir victoriosos, pero remarla. Y si de algo estaba segura, era de que sólo la quería remar con vos. Y por ahí eso era todo lo que quería que sepas.