martes, abril 07, 2009

Merluza

1. f. Pez teleósteo marino, anacanto, de cuerpo simétrico, con la primera aleta dorsal corta y la segunda larga, tanto como la anal. Alcanza hasta un metro de longitud y es muy apreciado por su carne. Abunda en las costas de España.
2. f. coloq. Embriaguez, borrachera.


Existe, a veces, una pequeña espina. Un día comemos merluza a la romana y, en un bocado mal masticado, una espina se escapa del filtro de nuestros dientes para instalarse en el delicado conducto de nuestra faringe. Bien sabemos que nadie se muere por una espinita atravesada en la garganta. En las debidas proporciones, el agua que beberemos para deshacernos de la molestia, la arrastrará a lo largo de los órganos que componen el sistema digestivo hasta expulsarla por completo de nuestro organismo. A veces, el destino de la pobre estará allí cuando se tope con el poder de los solventes jugos gástricos. Otras, su cadáver permanecerá oculto al interior de alguna hez, condenado al amargo sabor del anonimato.
Luego del mal trago, todavía algo sensibles y asustados, masticaremos minuciosamente -a modo de prevención- uno y cada uno de los bocados que ingresen a nuestra cavidad bucal. Bastará dejar pasar los días para que la sensación de la punción desaparezca en su totalidad. Creyéndonos absolutamente curados, perderemos nuevamente el miedo a las espinas. La pérdida del miedo se verá acompañada por una política de laissez-faire en materia de masticación, y una reincorporación de la merluza a nuestra dieta cotidiana.
La vida marchará sobre rieles hasta que, un día, en el curso de una cena ordinaria, volveremos a sentir el agudísimo filo de una espina contra la pared anterior de nuestra faringe. Abogaremos, desde ese entonces, por la inutilidad de toda prevención.
Existirá, siempre, esa pequeña espina. Buenas tardes.