jueves, marzo 30, 2006

Libertad

Por segunda vez, el jueves me convoca aquí. ¡Pero qué día aleccionador! Conversaciones. Charla de café. Oh, cafeína, estás afectando mis percepciones. Recorre mi cabeza una palabra. La del título, sí. En la otra esquina, las ataduras. ¿Qué es la libertad sino el poder elegir? Pregúntenselo a los que perdieron sus grandes mentes pensantes (o no tanto) en la afamada guillotina. Si la libertad es la posibilidad de elegir, no existe algún otro que nos pueda atar. Al menos no si lo elegimos. ¿Cómo puede ser el amor una atadura? ¿Acaso hay algo más libre que poder vivir, compartir, estar con la persona que queremos? Perdónenme los incrédulos, pero para mí no hay nada más libre que poder expresar lo que sentimos. El espacio de libertad por excelencia. Dejemos las boludeces y discursos insípidos. Eso es para la gente que no vive. Que no vive de verdad. Las teorías no son más que eso y cambian según su dueño. Basta de teorizar sobre la vida y las relaciones "según mi punto de vista". Y lo digo yo, ¡una estudiante de Sociales! Si buscamos dejar la marca en el tiempo, lo trascendental, no lo vamos a encontrar en la idea de "libertad" que atraviesa el sentido común y que, hoy por hoy, se vende y se compra como cualquier otro bien. Lo verdaderamente inmortal es ese momento de comunión con el otro. Momento en el que, lo que yo diga, lo diga sin miedo, sin temor a la causa y efecto. Momento en el que nos relajamos y nos dejamos caer en otros brazos que nos sostienen, fuertes y presentes. Esa es la única libertad que no se compra ni se vende, que se puede tocar y sentir, y besar y abrazar; que se disfraza de "atadura", pero al tenerla nos hace aún más libres. Y eso, queridos míos, eso... es arte. Buenas noches.

Oh, Gloriosa Universidad de Buenos Aires

Jueves madrugado. Llego tarde, siempre tarde. Desde que la facultad queda a ocho cuadras de mi preciado hogar, no logro vencer la barrera de las "menos cinco"... y termino llegando "y cuarto". Me pesan los párpados y el suplicio de dos horas seguidas de teórico por delante. Sin embargo, soy salvada de los tentáculos del dulce sueño por un profesor políticamente incorrecto y una frase de antología: "La guita y la garcha tienen una estrecha relación". Una lección de vida. Un sabio contemporáneo. Grande Forte, grande. Buenas tardes.

miércoles, marzo 29, 2006

Café du matin

Esperando los pasajes, soñando Montevideo. Café de mañana por Riobamba y Juncal, estoy sentada revolviendo el contenido de mi taza -al mejor estilo Jacques Prévert- y reviso la agenda (cuando estoy sola en lugares públicos, repito ese pasar de hojas para que la gente note menos cuánto la observo). Pienso en el Buquebus y se me viene a la cabeza una imagen precisa. Una película bastante joven sobre la brevedad del amor. Ese amor de celuloide que nace en la cubierta de un ferry volviendo de Colonia. Sin pasaje en mano, tengo la certeza de que hacen falta mucho más que cubiertas y ríos anchos para sostener un encuentro más allá de lo fugaz. Un "no ser pasajeros". Coincidencia, no hay pasajes para el día que pienso viajar. Vuelvo caminando por mi coqueto barrio con el sol pegándome de frente. Mientras entreveo las escalinatas de Guido casi Pueyrredón, una señora me pide que la ayude a cruzar. Accedo y ella me toma del brazo. Me cuenta de sus "casi noventa" años haciendo un breve recorrido verbal por ese tan extenso trayecto que parece ser su vida. Al llegar a la otra esquina, mira la vereda con recelo. "Está un poco rota ahí, tengo miedo de tropezarme", me dice y entonces la acompaño media cuadra más. Le contesto "veinte" cuando pregunta sobre mi edad y así, casi de la nada, sin poder recordar bien qué es lo que murmura, escucho la última parte de su oración en un eco constante: "Hay que animarse, todo llega". Buenos días.

lunes, marzo 27, 2006

"Yo quiero ser una líder carismática"

Camino a Humahuaca, una cara de dominguera que hizo de las suyas. Más atrás, Santi y Clarita... un amor a la montevideana. Gracias mi adorado Martín por este primer plano, sí que nos entendemos.

Lunes otra vez. Volviendo a la Santa María del Buen Ayre, ¡qué mañana/mediodía mutante!. Un parque Lezama entre familiar y jamás pisado, un café mítico al borde de la extinción. Por primera vez en mucho tiempo, hicimos algo "antes de que...". Gran comienzo. Unas charlas revitalizantes (sin barros mágicos), unas reses recién salidas del matadero pasando junto a nuestra ventana, unos extranjeros que le chistaban a algo, cámaras y más camaras y, por un momento, la sensación de que las cosas pasan a la Dimensión Desconocida cuando se cruzan con vos. El cultivo del espíritu en su máxima expresión. "Yo quiero ser una líder carismática". Buenas tardes.

El profe que volvió de la muerte

En uno de esos días de domingo, de esas tardes grises que el sol nos niega, dicen que dicen que Néstor "Ibañez Menta" Kohan fue divisado por las calles porteñas. Sus alumnos de Filosofía, agradecidos, hoy podremos conciliar el sueño sabiendo que el gran maestro no ha sido esta vez un cadáver devorado por sus gatos de soltero. Como mujer, me tranquiliza infinitamente el saber que el objeto de mi fantasía no es más un fantasma. Ahora puedo tachar la necrofilia de mi lista de trastornos irresolutos. Uno menos. Bienvenido Néstor, ojalá tengas un póster que pueda acompañar al Chipi. Buenas noches.


P.D.: Gracias Parolari querido, qué noticia, hoy me hiciste más feliz. Qué grande. Celebremos, exprimamos juntos el jugo de tu soledad.


¿Un poema? ¿Una canción sin melodía? ¿O el himno más fiel de una categoría formal?

Chica busca novio, chica encuentra fan
una olla
una sartén
un litro de aceite
que ella jamás querrá ver
ni tocar
ni oler


Ella tiene un fan
un amor
que no es


Él se ensucia las manos
ella se revuelca en el pasto
con otros


Chica busca novio, chica encuentra fan
una carpa
una estaca
una mochila pesada
que ella no piensa cargar
ni tocar
ni oler


Ella tiene un fan
fotos y videos
en un cd


Él se quema las neuronas
ella quema sus calorías
con otros


Chica busca novio, chica encuentra fan
un hombre real
un amor cuasi leal
un modelo para armar
que ella gusta de humillar
pero ni hablar
de tocar
ni oler


Chica busca novio, chica encontró un Tony
un títere de dedo
de verdad.


Dedicado a todo aquel que alguna vez se sintió un Tony, sepan que los amamos... hasta ahí no más. Espero mi crueldad no haya sido un tormento. Un placer escribirlo para ustedes.

Febrero 2006


Breve reseña de una quincena de enero pinamarense de culto (cuando te ponés vieja para esas cosas)

Recién vuelta de los mares, rumbo a otras latitudes. A algo mas de 24 hs de emprender la búsqueda de mi norte (ese que se nos hace el difícil a toooooodos), espero encontrarlo antes de llegar al Ecuador ya que peligra mi putísima simultaneidad. No le traigo nada a nadie. Nada. Florcita no protestes, sabés que te lo prometí y para vos siempre habrá algún rincón insospechado en mi mochilón.
El mar me dejó un sabor a... mar. Los días no nos hicieron compañía, pero aún así mi piel adquirió esa tonalidad que la mismísima sirenita envidiaría. Contra viento y marea. Las noches se nos entregaban jóvenes y húmedas de vez en cuando, teniendo incluso que cruzar las calles con la ayuda de fuertes brazos masculinos para evitar naufragar en el intento. Pero llegabamos a destino y bailabamos entre espaldas eternas, reprochándonos el insuficiente largo de nuestras piernas, deshaciéndonos de nuestras ropas cual capas de cebolla sofocadas por el calor. Temíamos, paso previo al ataque, estar incurriendo en delito, atentando contra la minoridad... las barbas débiles pululaban por el lugar. Hubo noches cumbre y grandes clímax: a dueto con Juanma en la popular esquina de Bunge y Libertador a las 6 de la mañana, entonando las estrofas de aquella cachonda canción que no paraba de sonar en nuestras cabezas, frente a las carcajadas de Clarita (quien terminó por sucumbir al encanto de esa misma melodía) y todos los allí presentes. Sé que les gustó. Y querían más. Gaita y sus fantasías de noches perfectas, aggiornadas ante las sugerencias de sus adorables espectadoras (infalibles). Los regadores cortamambos. Mis caras de asco potenciales receptoras de puteadas épicas. Aquella charla sobre pelis en la que reconocí haberme hecho consciente por vez primera de mis bajos instintos a los 4 años de edad, al ver al Bowie de Laberinto en la pantalla (niña precoz y el villano más atractivamente perturbador que había visto jamás). Qué más. "You're so vain" en la performance de la blonda más despechada y con ganas de caminar sobre mesas, pateando sillas. O la misma en su versión más light, dando lúcidas charlas afterhour sobre su teoriá de la energía aún bajo los efectos del alcohol. Etc, etc. El plan Ser se nos fue a la mierda, llegando al punto más alto de quiebre con esa Cindor y medialunas hiper mantecosas de "la Jirafa" en un amanecer lluvioso. Las cervezas, espumantes y demás también hicieron su aporte.
Aún así volví entera, con una espalda dorada por los rayos uv, lista para ser dulcemente castigada con el peso de una exótica travesía. Allá vamos ...
Enero 2006

Fiesta Inolvidable (Completa)

Todo comenzó algún tiempo atrás... no, algún tiempo adelante. María "de-los" Milagros quería enchularse para la ceremonia nupcial. Habría de contraer enlace matrimonial con el colla fatigado que había osado pedir su mano en lo más alto de la quebrada humahuaquense. Los ritos tradicionales impedían la unión de dos almas de orígenes tan disímiles. Esto se veía agravado por el hecho de que el párroco se negaba a oficiar de garante de un matrimonio cuyo fundamento más sólido era echar por tierra una teoría popular. Pero el amor a la verdad era más fuerte, y María "de-los" daba los últimos retoques a su corona de hojas de coca. Las cavidades de su hipófisis, glándula fundamental si las hay, resonaban entre las campanadas de la capilla. Era el día, y ella era una reina...
Entre todo el tumulto de hermanos, primos, tíos, abuelos, brujos, burros, mulas, llamas, alpacas, y demás linaje incaico, María "de-los" Milagros no hacía más que intentar volver al momento en que sus vidas se cruzaron... Una fría tarde de diciembre, en el vagón de un desvencijado tren fantasma, las voces de su cabeza comenzaron a atormentarla. Las aflicciones más profundas brotaban de los rincones de su capacidad craneana. Oprimiendo sus anhelos de una vida en paz, de un mundo mejor, de un sol sin drogas, de programas sin cortes comerciales, de semanas sin lunes. Cabeza gacha, sólo restaba llegar a destino. Casi como por casualidad, en la estación siguiente la sorprendió una extraña figura que intentaba adueñarse del vagón y sus pasajeros al ritmo de "Hey Jude"... en versión libre con quena y charango. Aquel cover tan autóctono y cargado de una etnia misteriosa parecía exclusivamente dirigido a acallar esas penas que la acosaban. Prácticamente imperceptible, una tenue luz comenzaba a rozar los rostros de los allí presentes. Aunque no lo veamos, el sol siempre está. Y ahí estaba él. Con su 1, 60 m de altura, tez eternamente chocolatada, charango en mano, quena en boca. Ahí estaba él, ofreciéndole un mundo de sensaciones, los días más felices que pueda ella vivir, con luz de mil matices y todo lo que un Sandro en versión colla tenía para dar. Pero María "de-los" no era muy afecta a las manifestaciones de interés, y optó por silenciar sus emociones. Esa pasión telepática con fecha de vencimiento en la próxima estación, allí cuando los pasos del colla cruzaran el umbral, encontró su redentor en otro de los pasajeros. Su nombre era Ernesto, Ernesto Cherquis. Ernesto había reconocido entre los rostros de aquel vagón a dos de las personas más cercanas a su corazón. En una esquina, María "de-los" Milagros, antigua compañera de comisión de Introducción al Alimento I (en la carrera de ciencias biológicas, cuando ambos soñaban con ser los continuadores de las hazañas del gran Jacques Cousteau); del otro lado, Ramiro, mundialmente conocido como "el colla", primo hermano de Sabrina, su novia boliviana. Ernesto solía darse aires de celestino, y vio en aquella extraña coincidencia la ocasión perfecta para probar sus dotes. Los introdujo de la manera más sutil. Y todo fluyó. Era el comienzo de una gran historia. Una historia capaz de desafiar la ley de gravedad, las del mercado, las del tráfico de personas en fronteras limítrofes y, por sobretodo, capaz de echar por la borda toda convención social...
Y como bien decían Los Abuelos: " no te enamores nunca de aquel marinero bengalí ", María "de-los" eligió caer por un colla. Colla que de marinero tenía muy poco, ya que jamás había conocido el mar (Ernesto habría de culpar por ello a los hermanos chilenos y su afán de dejar a los pueblos sin costas... pero, en fin, Ernesto culparía siempre a los chilenos por cualquier cosa). Fue por ello que nuestra heroína (léase heroína como femenino de "héroe", la otra no es nuestra) movió cielo y tierra para mostrar por primera vez el agua salada a su media naranja. Caminaron junto a la orilla, le contó la verdad sobre los caracoles gigantes y eso de que podés escuchar el mar cuando los acercas a tus orejas, sobre un vidrio mojado escribió su nombre sin darse cuenta, las olas y el viento, sucundún, sucundún, etc... Post debut arenero y algún que otro hit playero más, sólo quedaba oficializar la unión en lo más alto del altiplano junto a los seres queridos. Sólo eso y comprobar, de una vez por todas, en un cierre triunfal y majestuoso, que la pelota no dobla en las alturas. Es así como volvemos al momento inaugural de nuestro relato, a la cabeza de María "de-los" Milagros y su vestido de gusano de seda salvaje. Camino al altar todo parecía fácil. Los ojos que la saludaban pronto se volverían efímeros, perdiéndose entre la decoración realizada por los orfebres locales. Atrás quedaban los obstáculos sorteados y los preconceptos sociales. Un paso más y ya. Un paso menos y podría salir corriendo. Podría volver a su chacra super chic y comprobar que en un partido de polo en la llanura pampeana las pelotas no sufren efectos adversos. Pero no. Pueden robarte el corazón, pero el amor es más fuerte. Y, entre tanto pariente político indocumentado, vio la razón por la cual cruzaría mil veces los andes en mula y sin montura. La razón por la que doblan las campanas. Allí, absorto, como ausente, Ramiro "el colla" la aguardaba. Allí, entregados, como embriagados, sus pies la arrastraban...
La tarde caía como por sorpresa y el sol, siempre el sol, alargaba tímidamente las sombras de los invitados al nupcial juego de pelota. Con el silbato inicial, las palmas comenzaban a agitarse. Era el comienzo de una historia de miles de años de preproducción, allá cuando los dioses precolombinos se conjugaron para cruzar sus destinos. Era el comienzo, sencillamente, de una fiesta inolvidable.
C'est fini
Diciembre 2005